domingo, 2 de septiembre de 2012

San Francisco II - Día 1

Luego de subir al avión la tragedia nos vino a buscar de la mano de tareas pendientes de Che Cupcakes. La Sra. de Florio se había olvidado de mandarle los datos de retiro a un cliente, y nos era imposible hacerlo hasta llegar a Houston. Peleamos un rato, comimos y luego a intentar pasarla. 

Al arribar a Houston, un aeropuerto gigante, perdimos 1 hora en migraciones. Por suerte pasamos y no nos dijeron nada. Ni nos preguntaron para qué goma íbamos. 

Aun sin internet (para solucionar el problema antes mencionado) procedimos a tratar de ver donde había algún WiFi con onda (free, que funcionara). Faltaban 15' para que saliera el vuelo conexión a San Francisco. Éxito con la tarea, y comenzamos a correr, rompiendo mi mochila en el interín. Parecía que era la C44, pero no, obviamente al llegar a esa puerta nos dijeron que no, que debíamos ir a la C39. La C39 era dos cuadras después, y por supuesto no llegamos. Perdimos la combinación. 

Le gente de United debe saber que esto pasa todo el tiempo, así que ni chillaron cuando nos acercamos a su oficina y les pedimos que nos dieran otro vuelo. Por "suerte" nos dieron uno para la hora siguiente. Era el UA 197, que debía salir a las 8:57, pero que por supuesto se retrasó y terminó saliendo a las 10:30. Llegamos, finalmente, y sin perder el equipaje, a las 12:28. 

Tomamos el subte y nos fuimos a comer con mi jefe Arik, que nos había venido a buscar, en un barcito muy lindo (y viejo) de el barrio The Mission. Yo ya había pasado por ahí el viaje anterior, pero no había entrado. Comimos super bien. Tam parecía bastante flasheada. Parece que le gustó... :-) 

Salimos de ahí, y nos fuimos al hotel (muy lindo, por cierto). Dejamos las cosas, y nos fuimos con Arik a Zine Fest, que era un festival de revistitas artesanales en el cual su novia exponía. Estuvo bueno asistir porque nos permitió ver de cerca un poco una parte de la sociedad que quizás en los típicos lugares no ves. Todos vestidos como se les cantaba el culo. Tatuajes, pelos de colores, hombres con calzas y pantalones cortos, y lo que se les ocurra. 

Hacía frio, bastante, y a medida que oscurecía, más aún. Obvio, Tam me puteó más de una vez por haberle dicho de NO traer el tapado. 

A la noche, decidimos hacernos los banana y nos fuimos a un restaurant muy lujoso (también con Arik, su novia y una pareja más) donde comí la mejor hamburguesa de mi vida. Espectacular. 
Tam se pidió salmón con porotos (que no comió). La verdad es que el lugar era muy bonito, y con mucha actividad. Al retirarnos, supimos que no volveríamos por mucho tiempo. Muy cara la joda! 

Finalmente llegamos al hotel, un poco cagados de frio y pudimos dormir. Por suerte aguantamos hasta las 11, que son las 3 de Buenos Aires, como para tratar de aclimatarnos con el horario de la ciudad lo antes posible.